A lo largo del programa de enseñanza, se monitoriza regularmente el progreso de los estudiantes. Se realizan evaluaciones periódicas para ver las mejoras en sus niveles de condición física. El profesorado proporciona retroalimentación y apoyo, destacando las áreas en las que cada estudiante ha mostrado mejora y las áreas que aún requieren atención. A medida que los estudiantes continúan ejercitándose, notan cambios positivos. Se vuelven más capaces y seguros al realizar diversas habilidades motoras. La evaluación no solo proporciona evidencia de su progreso, sino que también sirve como una herramienta motivacional, alentándolos a continuar sus esfuerzos y a esforzarse por una mayor mejora. Utilizando enfoques de enseñanza significativos, los estudiantes obtienen una mayor comprensión de cómo se mueve su cuerpo, desarrollan una mejor coordinación y control motor, y se vuelven más conscientes de la importancia de la actividad física para su salud y bienestar.