Actividad física o condición física: ¿qué es mejor controlar en los niños/as?
Fitback considera que midiendo de la respuesta directa a largo plazo de los individuos a la actividad física -su condición física- es un indicador más fiable de la actividad física habitual, además de proporcionar un factor más estable en la evaluación de los riesgos para la salud.
La evaluación objetiva de la actividad física sigue siendo una tarea muy compleja a pesar de los numerosos avances tecnológicos que se han producido en este campo en los últimos años. El uso de cualquier tipo de dispositivo portátil para evaluar la actividad física en la vida diaria introduce numerosos problemas, que en realidad se reducen a una cuestión: que dos dispositivos cualesquiera proporcionarán dos estimaciones diferentes del trabajo físico realizado.
Por lo tanto, es difícil evaluar con precisión: los umbrales de intensidad del ejercicio, la frecuencia de la recogida de datos, el tiempo de uso, la incapacidad del dispositivo para diferenciar entre los distintos tipos de movimiento (por ejemplo, montar en bicicleta, caminar, la actividad acuática), y cómo condensar toda esta información en una métrica útil que abarque toda la actividad física realizada en un día. Además, los factores ambientales, como los cambios en las condiciones meteorológicas, pueden afectar de forma independiente al comportamiento habitual de un niño en un día determinado. Por último, el mero hecho de llevar un dispositivo nuevo y brillante puede afectar por sí mismo al comportamiento de un individuo.
A pesar de estas deficiencias bien documentadas, los dispositivos de medición basados en acelerómetros (es decir, los monitores de actividad física con medidas objetivas) son mucho más fiables para evaluar la actividad física y el consumo energético que la información subjetiva obtenida únicamente de los cuestionarios de actividad.
Hay que tener en cuenta que existen diferencias considerables en el metabolismo energético de los distintos individuos. Las recomendaciones existentes sobre la frecuencia, la intensidad, la duración y el tipo de actividad física que se proponen generalmente ignoran las diferencias individuales y proponen soluciones universales para necesidades específicas. Esto significa que dos niños/as que realicen la misma actividad física de idéntica duración e intensidad pueden alcanzar valores energéticos diferentes aunque tengan la misma edad, sexo, altura y masa corporal. Cada niño/a responderá de forma diferente desde el punto de vista fisiológico cuando se exponga a un estímulo de actividad física idéntico.